lunes, abril 03, 2006

Paulina Veloso, ministra secretaria general de gobierno

Paulina Veloso, Ministra Secretaria General de la Presidencia
Por. Claudia Alamo en La Tercera
La nueva ministra secretaria general de la Presidencia carga con un pasado de dolor y quiebres. Su primer marido engrosa la lista de los detenidos desaparecidos. Luego de 29 años de búsqueda, ella no afloja en su necesidad de saber dónde está y qué pasó. Dice que no tiene odio ni rabia, pero sí desprecio por aquellos que violentaron la vida. Aquí, la primera ministra política en La Moneda cuenta su historia.
Antes de las 8 de la mañana, la nueva ministra secretaria general de la Presidencia ya está en su despacho y ha leído todos los diarios. Aunque dice que nunca imaginó ni buscó ser ministra, se ha tomado muy en serio el desafío. No sólo porque considera que ser la primera ministra política es casi una misión histórica, sino también porque recuerda el mandato de su padre, el abogado Adolfo Veloso, quien falleció a los pocos días de su nombramiento. "La muerte de mi padre ha sido un impacto enorme que todavía tengo. Es un dolor muy profundo. Pero no puedo darme el permiso para decir: 'Voy a dedicarme a llorar'. Voy a hacer todo el esfuerzo que él hubiera esperado de mí", dice.
Cuando la ministra habla de su padre, no esconde el dolor, pero rápidamente asegura que las penas no la paralizan. Y su historia lo muestra. Porque ella, al igual que Michelle Bachelet, sufrió quiebres y pérdidas durante el régimen militar.
Cuando Paulina Veloso no cumplía los 20 años y estudiaba Física y Matemáticas en la Universidad de Ginebra, su primer marido, el chileno suizo Alexei Jaccard, fue detenido en Buenos Aires. Era 1977. Hasta el día de hoy, a pesar de los innumerables esfuerzos internacionales que hizo por conocer la verdad, no sabe qué pasó ni dónde está. Cuenta que lo buscó por años; que hasta 1979 -cuando regresó a Chile- no salía de su casa sin antes dejarle un mensaje pegado en la puerta por si volvía. Esos letreros llenaron cajas, pero él nunca llegó. En 1982 se casó nuevamente y tuvo dos hijos: Matías y Nicolás Grau, el actual presidente de la Fech. Hoy se declara una mujer optimista, pero reconoce que hay quiebres con los que deberá cargar para siempre.
La Presidenta y usted tienen una historia en común. ¿Siente que por eso hay entre ustedes una sintonía mayor?
Es cierto que hay dolores que algunas personas vivimos más intensamente y que son experiencias muy difíciles de expresar. El que no lo ha vivido, no puede entenderlo en su dimensión más profunda. Entonces, es cierto que cuando uno ha vivido situaciones similares, se produce una empatía mayor. Pero eso no significa que yo pueda tener un entendimiento mayor con la Presidenta y otros no.

¿Siente que hay un paralelismo entre su historia y la de la Presidenta en el sentido de que ambas se han hecho un poco solas?
No. Tengo una familia muy grande y fantástica. También tengo a mi marido, con quien tenemos dos hijos extraordinarios. Nunca me he sentido sola, salvo en Suiza, cuando desapareció Alexei. Creo que lo mismo le ha pasado a la Presidenta, que siempre ha contado con una madre maravillosa y con sus hijos.

¿Diría que es parte de una generación "resiliente"?
Puede ser. Viví situaciones límites no sólo por la desaparición de mi marido, sino también porque el `73 fue muy duro para mi familia. Pero como soy optimista, a pesar de todo pude realizarme y darles a mis hijos una mirada alegre.

Usted es socialista. ¿Qué simboliza que una mujer de izquierda entre a La Moneda?
Creo que para las personas que tenemos un dolor profundo por lo que ocurrió en el país, sentimos una emoción en el sentido de que no todas las muertes fueron en vano.

¿Qué quiere decir con que no todo el dolor fue en vano?
Hay que pensar que en Chile murió una cantidad de gente que, en su mayoría, eran jóvenes que lucharon por sus ideales. Uno siente que fueron muertes muy injustas. A eso me refiero cuando digo que siento satisfacción por tener la oportunidad de contribuir a que se encarnen esos ideales de justicia social y de vida digna para todos.
Su historia
¿Qué emociones quedan tras la desaparición de un familiar?
La necesidad de saber primero qué ocurrió y encontrar sus restos. Inicié un juicio en Suiza, en Argentina y Chile. A veces, la gente dice: "Pero lleva tanto tiempo". Puede que para algunos sea terrible, pero mi única pretensión es descubrir la verdad. Necesito saber qué pasó, en qué momento lo detuvieron, cuándo lo mataron, dónde está. Eso es lo que les he dicho a los jueces.
¿Y qué pasa con el odio o la rabia?
De verdad, yo nunca he tenido odio ni rabia. Sí he tenido cierto desprecio por algunas personas. En la medida que uno tiene la sensación de que hay personas que han denigrado al ser humano, yo miro a esas personas con cierto desprecio.

¿Desprecia a personas como Pinochet?
No quiero personalizar. Siempre he sentido que ese es un sentimiento muy personal que tengo que manejar. Cuando uno desprecia a un ser humano, en el fondo le va quitando de a poquito la categoría de ser humano y lo mira como si fuera un animal. Entonces hay que tener cuidado y manejarlo.

¿Cómo se vive con la incertidumbre de no saber nada por tantos años?
Es algo que se va viviendo por etapas. Pasa mucho tiempo antes de que uno se dé cuenta de que esa persona está desaparecida. Yo no tengo claro cuándo me di cuenta de que mi marido era un desaparecido. Durante muchos meses pensaba que él estaba detenido. Tanto es así que cada vez que viajaba gente (ella estaba en esos momentos en Suiza) a Argentina y Chile, siempre pasaba una carta para él. La verdad es que yo no sé aún qué pasó. Creemos que Alexei fue detenido cerca del 17 de mayo del `77. Sólo sabemos que ese día la policía fue al hotel a retirar sus enseres. Por eso suponemos que su detención debe haber sido entre el 16 y el 17 de mayo. Ahí empezó la búsqueda…

¿Cuándo sintió que no lo volvería a ver?
Me lo he preguntado muchas veces. Estuve mucho tiempo esperando que apareciera. Recuerdo que cuando me vine a Chile, como no podía traerme todo, boté muchas cosas y ahí me encontré con que tenía una caja llena de los papeles que le dejaba escritos a Alexei en la puerta de la casa por si aparecía. "Alexei, estoy en la migro (supermercado). Vuelvo altiro". Me impactó mucho verlos. Seguramente todos los familiares de desaparecidos tienen experiencias de este tipo. Ahora, no quiero decirle la última vez que me dijeron que él estaba vivo, porque de eso hace muy poco tiempo…

¿En verdad?
Sí, y ese también es otro factor súper relevante. Hay mucha gente en torno a familiares de desaparecidos que tienen una especie de cultura en que entregan información. Algunas son ciertas, otras falsas, pero eso va alimentando la idea de que quizás está vivo. Este es un proceso muy complejo. Provoca un daño enorme.

¿Y qué pasa con el perdón?
El perdón es un asunto personal. Si quiere saber si he perdonado, tendría que decirle: ¿A quién? La verdad es que no sé quiénes son los responsables. Eso es lo primero.

¿Le costó tomar la decisión de casarse de nuevo?
Efectivamente, esas decisiones son difíciles…
Expectativas
Este gobierno ha generado muchas expectativas. ¿No es riesgoso empezar así?
Efectivamente este es un gobierno que se inicia con una enorme expectativa ciudadana y no solamente en Chile, sino que en todo el mundo. El mayor desafío es poder introducir un cierto giro dentro de una lógica de continuidad. Si uno pudiera decir un elemento que representara a este gobierno sería una democracia inclusiva, que nos permita tener mejores niveles de desarrollo y mayores niveles de satisfacción de la sociedad.
¿Cómo va a abordar la molestia de los partidos por este nuevo estilo de gobernar?
No me atrevería a decir que hay una molestia derivada del nuevo estilo. Esto ha pasado en todos los cambios de gobierno. Siempre que se producen nominaciones, hay un número muy superior de candidatos para el número de designados, y eso hace que los partidos queden con algún grado de insatisfacción.
¿No teme que eso genere problemas a la hora de pedir votos a la Concertación?
Pensar que se va a obstaculizar una votación porque a una persona no se le avisó que se iba a nombrar tal o cual sería una lectura muy pobre de nuestra democracia.
Y con la derecha, ¿cómo pretende establecer puentes?
No creo que la oposición tenga un planteamiento en el sentido de no permitir acuerdos. Hay una serie de aspectos que introducen mayor equidad social, en que no creo que se resten, porque es un asunto que interesa a los ciudadanos. Finalmente, en cualquier país democrático, una oposición que tiene una pretensión de gobierno hace apuestas de largo plazo. Eso es así

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